viernes, 8 de mayo de 2009

PROMOVIENDO CATIA MUNICIPIO

Olga María Herrera de Catia Somos Todos denuncia al Radar de los Barrios el "peaje" que le quieren cobrar para poder casarse...

Olga María Herrera es una joven venezolana, habitante de Catia, concretamente de los bloques de Lomas de Pro-Patria. Esta en los preparativos de su boda. Con el apoyo de su familia y de la familia del novio adelantan los mil y un detalles de este evento familiar. Desde los toldos hasta los tequeños, todo ha sido previsto por la solidaridad de familiares y amigos.


Pero hubo un detalle que Olga no pudo prever: El hampa estatal. En efecto, cuando hace una semana fue a la Jefatura Civil para ver los requisitos para la ceremonia civil se encontró con que la Jefatura esta “tomada”, el Jefe Civil “despacha” desde la calle y en su lugar esta un nuevo funcionario, llamado “registrador”, que es “rojo-rojito” y tiene a su cargo todo lo vinculado con el Registro Civil: Matrimonios, defunciones, etc. Este funcionario le dijo: “¿Casarte? ¡No, mi amor, no se puede, aquí no hay libros desde el mes de enero!”. Cuando Olga se retiraba, contrariada, el sujeto le dijo: “Pero a lo mejor se puede resolver de otra forma”. Intrigada, Olga le pregunta que cual sería esa otra manera, y el funcionario le contesta que “podemos habilitar el Registro en tu casa o en el sitio en el que te vayas a casar”. Olga se contentó hasta que le explicaron un “detallito”: Tal “habilitación” no era gratuita. Había que “bajarse de la mula” con 700 bolívares fuertes, setecientos mil bolívares de los de antes…


Cuatro crímenes, un solo poder…
Muy mal esta un gobierno en el que la acción de los malandros es “normal” y el “anormal”, “sospechoso” y hasta “culpable” es el ciudadano que denuncia. Cuando el crimen organizado actúa desde del Estado y con su complacencia estamos en presencia de lo que podemos llamar “Hamponato de Estado”. Así como el terrorismo de Estado persigue objetivos políticos, el hamponato de Estado procura fines económicos. Y como la burocracia es la misma, hampones y terroristas terminan apoyándose mutuamente. Juntos terminarán, ciertamente, derrotados por el mismo pueblo al que hoy roban y humillan.

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